(Foto tomada de www.teinteresa.es)
La suspensión,
justo ahora, de las obras especulativas en el burgalés barrio obrero de Gamonal
nos permite detenernos en algunas reflexiones inquietantes.
1. Se extiende
la convicción de que sólo se tienen en cuenta las opiniones contrarias cuando
se manifiestan con violencia. Ese vecindario lleva más de tres meses
protestando diaria y pacíficamente y, en ese tiempo, nadie se ha dignado a
escucharles. Ocurre igual cuando otras manifestaciones y mareas de muchas miles
de personas son ninguneadas, o se les provoca reduciéndolas a cifras ridículas.
Es evidente que se busca desmantelar el derecho de manifestación por la vía de
la desmotivación. Pero también supone dejar a las manifestaciones “autorizadas”
sin su cínica utilidad de contener y encarrilar las protestas dentro de los apaciguados
cauces de la democracia formal. ¿Ha renunciado el Partido Popular a mantener
las apariencias de esta democracia? Si, al final, se premia la violencia,
¿tiene el Partido Popular algún interés en avivar esa violencia, por ejemplo
como excusa para una represión mayor, o es simple incompetencia?
2. Se han
producido detenciones e incidentes porque la policía prohibía la estancia en la
calle a partir de una determinada hora, en un supuesto toque de queda. Tal
figura no existe en nuestra legislación. Es más, en la sacrosanta Constitución
de 1978 se reconoce, como derecho
fundamental, el de circular libremente por el territorio español (art. 19). Y,
expresamente, (art. 55), sólo puede suspenderse con una declaración de estado
de excepción o de sitio. El primero, por Consejo de Ministros previa
autorización del Congreso, y el segundo por mayoría absoluta del Congreso. ¿Ha
derogado el Partido Popular la Constitución sin que nos enteráramos?
3. La policía
ha entrado en portales de bloques para continuar sus cargas. El portal es una
propiedad común de las viviendas de ese edificio. Y esa misma Constitución
consagra la inviolabilidad de los domicilios, “sin consentimiento del titular o
resolución judicial, salvo en caso de flagrante delito”. La jurisprudencia
constitucional ha aclarado el sentido de domicilio, que incluye no sólo la
vivienda sino espacios anexos a la misma. De nuevo, ¿ha derogado el Partido
Popular la Constitución sin que nos enteráramos?
4. Finalmente,
la injuria como apabullante política de comunicación. El Gobierno ha hablado de
kale borroka, de antisistemas, de profesionales itinerantes de la bronca
revolucionaria, hasta de la insolidaridad –ya ven, qué sarcasmo- de quienes se
oponen a convertir la vieja carretera nacional en un bucólico bulevar para
bicicletas y peatones. Pero todos los detenidos viven en Burgos y no tienen
antecedentes. Las fotos desmienten esa imagen prefabricada de terroristas de la
calle cometiendo “atentados”, presentándolos en su naturalidad de trabajadoras
y trabajadores muy indignados. Les están robando, les quieren hacer pagar otra
vez por una calle que ya pagan con sus impuestos. Es un repago repetitivo que
ya hace mucho que pasó de irritante. Allí y aquí. Nos están robando. ¿Cree el
Partido Popular que las protestas, como algo sólo imaginable en criminales,
deberían criminalizarse? Están en ello. Se llama Ley de Seguridad Ciudadana.
Manuel J. Ruiz
Torres
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