viernes, 24 de enero de 2014

Presentación de "Un fuego inesperado", de Ricardo Rodríguez

Presentamos ayer en Cádiz, en la sede de la Fundación "Carlos Edmundo de Ory", Un fuego inesperado, segundo libro de poemas del escritor jerezano Ricardo Rodríguez (1961). Es también el segundo libro publicado en la Colección DKV, de la editorial Libros Canto y Cuento, que dirige el escritor José Mateos.

De izquierda a derecha: Javier Vela, Ricardo Rodríguez, José Mateos y Manuel Ruiz Torres

El acto lo inició Javier Vela, poeta y gestor de proyectos de la Fundación Carlos Edmundo de Ory, con una introducción de bienvenida, pero también de complicidad y cercanía poética con el libro que se presentaba. Como voz de la Fundación habló de los encuentros y sinergias con la Fundación Caballero Bonald, donde trabaja Ricardo Rodríguez; como poeta, señaló lo mucho que le había deslumbrado el libro que se presentaba.

A continuación, José Mateos hizo una breve presentación de esta Colección DKV, apoyada por la compañía de seguros del mismo nombre, lo que le sirvió para una corta reflexión sobre el mecenazgo privado en estos tiempos de crisis económica, también para los proyectos culturales. Este es el segundo libro de la colección, que sigue al Mirador, de Pilar Pardo. Citó los próximos proyectos de publicación, el más inmediato el libro La luz de hoy, del poeta portuense Ángel Mendoza. Sobre Un fuego inesperado, destacó no sólo la perfección formal que había alcanzado aquí Ricardo Rodriguez, sino también el "pálpito" de lo que transmitía. Ese sustantivo -pálpito-, como capacidad de conmover, es lo que diferencia el lenguaje poético del cotidiano, aún utilizando las mismas palabras. Una certera precisión que confirmaría, luego, el propio Ricardo, cuando ejemplificó esa capacidad al hablar de una piedra, como un objeto común pero capaz de servir para transmitir emociones.


Manuel Ruiz Torres empezó su presentación aludiendo a la larga amistad, de más de treinta y cinco años, que le unía con Ricardo Rodriguez cuando, como estudiantes, formaban grupo de apasionados por la literatura (Rilke, Cortázar) con otro amigo común, Ramón Hernando, a quien describió Ricardo como "poeta que aún no ha publicado nada, que su obra es su vida, él mismo".

Pasó, luego, a interpretar las tripas del libro, en sus tres partes: "Ese fuego prende cuando no había esperanza ni se creía que fuera a suceder nada favorable, que es una descripción emocional del vacío. No es un fuego fatuo porque no se inflama desde la putrefacción sino desde las propias reservas de supervivencia, como esa combustión espontánea que ya describía Virgilio como una llama que sale del cuerpo de una mujer, Julia, un fuego que lame sin llegar a quemar. Para esclarecer ese fuego, pero también para encontrarlo, Ricardo Rodríguez traza un mapa, en su libro, de tres estancias fronterizas. Son tres bloques, tres partes en el libro, pero los caminos continuamente se entrecruzan, salen de un estado emocional para volver a adentrarse en el anterior, las mismas imágenes resurgen y convergen a lo largo de todo el poemario".

Terminó la presentación el propio autor, Ricardo Rodríguez, que leyó algunos poemas del libro.


Reproducimos uno de los poemas de este brillantísimo libro:

EN AQUEL SUEÑO

Con qué delicadeza se movía
por el cielo encendido, entre los árboles,
el pájaro que ayer vi en aquel sueño.
¿Qué quería decir, qué me decía
entre las ramas súbitas y espesas,
aquella levedad de plumas blancas?
¿Que soñar es vivir y que los seres
que amamos en los sueños nos alientan
como un soplo divino al despertarnos?

Ahora, mientras miro a este otro
pájaro gris que vuelve al nido, pienso
cuál es el verdadero, si el astuto
gorrión atento y precavido
que mide las distancias,
o ese breve latido del espíritu
que ayer llenaba el bosque, en aquel sueño.

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